Llega el verano, la temporada del año donde el Sol es más rey que nunca. Actividades al aire libre, vacaciones, viajes, pero también es muy importante tener en cuenta algunas recomendaciones de salud para prevenir los efectos de la estación más cálida.
A medida que van pasando los días desde el 21 de diciembre (en el hemisferio sur) las temperaturas comienzan a subir, el índice UV se incrementa y hay que tomar varias previsiones claves para cuidarnos de los efectos dañinos de los rayos solares y de los choques de calor.
Un choque o golpe de calor se produce cuando las temperaturas son muy altas. Puede ocurrir si estás al aire libre e incluso si no cuentas con ventilación adecuada dentro de tu casa. Si bien hay que estar hidratados todo el año, en verano hay que beber agua con más frecuencia (no hay que esperar a que nos de sed). Lleva con vos un cooler o envase para tomar agua constante durante el día.
Si estás en una actividad al aire libre cubrí tu cabeza con una gorra y procurá que la exposición al Sol no sea prolongada. Las rutinas de ejercicios como correr o caminar es preferible hacerlas de noche, cuando es un poco más fresco. Por lo general hay que evitar largas exposiciones al Sol entre las 10 y las 17 horas.
La piel y los ojos son dos partes muy sensibles de nuestro cuerpo en la época de verano. Es recomendable usar protector solar con filtro UV, en especial para los niños y ancianos, al momento de salir de casa. El más recomendado es el FPS 30 como mínimo, puede consultar con su dermatólogo para recomendaciones específicas.
Si te tomás un tiempo para ir a la playa o a la pileta en verano es recomendable siempre aplicar protector solar aunque esté nublado. Si querés broncearte no tenés que estar mucho rato bajo el Sol, alterna periodos cortos y así evitás una insolación. La arena y el agua reflejan el Sol, así que aunque estés a la sombra, mantén tu protección.
Aplicate el protector cada dos horas e inmediatamente después del baño, no importa que diga que es resistente al agua, la mayoría pierde propiedades cuando te metés a la pileta o a la playa.
Si tus vacaciones son en otros espacios al aire libre como la montaña, igual es necesario que usés protector solar para las zonas expuestas.
Los ojos se pueden ver afectados por varios elementos: el sol, el calor, la sal del mar, el cloro u otros químicos de las piletas. Por ello es necesario prestar atención a las recomendaciones de los expertos como usar anteojos de sol, gorras, viseras o sombreros. Al momento de comprar unos lentes de sol es importante recibir la ayuda de un oftalmólogo o de un optometrista. Es preferible adquirirlos en las ópticas, ya que muchos de venta en otros locales pueden no cumplir con las normas básicas para tu protección.