Artes marciales, entrenamiento para la vida

Las artes marciales son disciplinas de diversos orígenes, casi todas orientales, que combinan técnicas y movimientos con el fin de lograr el equilibrio entre mente y cuerpo. La lista es bastante extensa e incluye algunas como karate, taekwondo, aikido,kung-fu, tai chi o jiujitsu, por solo nombrar unas pocas.

Todas promueven la salud física y mental, la disciplina, el autocontrol y la protección personal. Cuentan con maestros y enseñanzas específicas que permiten a cada participante ir escalando posiciones de acuerdo a su desempeño.

Las artes marciales ofrecen múltiples beneficios físicos como la reducción o control del peso, tonificación muscular y mejora de la resistencia cardiovascular, gracias a la constancia en la práctica de los ejercicios.

No todas son de contacto, no todas requieren combates cuerpo a cuerpo y no todas son competencias. Se pueden aprovechar las técnicas de movimiento para la relajación, concentración y ejercitarse para fortalecer los músculos.

Las artes marciales ponen énfasis en la autoconfianza, el respeto al otro y la disciplina, especialmente algunas como karate, taekwondo o kendo. En la mayoría de ellas es fundamental la imagen del sensei, el maestro que enseña, y la jerarquización entre las personas que los practican, que suele distinguirse con los colores de la cinta, por ejemplo.

Estas disciplinas proporcionan la ventaja de ayudar a vivir ciertas emociones cuya expresión sea necesaria regular como la ira. Los expertos valoran estas prácticas como herramientas terapéuticas ya que permite tomar en cuenta las capacidades a través del entrenamiento y poner límites y cuidarnos.

Una de las ventajas de las artes marciales es que son útiles para todas las edades. Se pueden empezar a practicar en la niñez, la adolescencia o la adultez. Algunas como el tai-chi, por ejemplo, son altamente recomendadas para personas mayores, mientras el taekwondo o el karate suele atraer más la atención de los más jóvenes, no obstante, existen límites para iniciarse.

Por otro lado, está el hecho de que no requiere de grandes gastos en indumentaria. La mayoría se practica con un kimono y descalzos. La práctica de los movimientos no requiere el uso de maquinarias (como las de los gimnasios) y se puede ejecutar tanto en ambientes cerrados como al aire libre. Además, siempre se fomenta el espíritu de equipo, lo que favorece la socialización.

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