Hace miles de años que la humanidad comenzó a domesticar animales, estableciendo un vínculo que perdura hasta nuestros días y que incluso crece con el paso del tiempo. La ciencia se ha dedicado a estudiar lo que para muchos es evidente: la presencia de un gato, un perro, un pez u otro animalito le da un toque extra de calidez al hogar.
Las investigaciones sobre las interacciones humano-animal aún son relativamente nuevas, pero los informes revelan efectos positivos para la salud, demostrando que ese lazo ayuda a reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y reduce la presión arterial.
En el ámbito psicológico, otras investigaciones han mostrado que ayudan a reducir la sensación de soledad, aumentar los sentimientos de apoyo social y mejorar el estado de ánimo.
El biólogo estadounidense Edward O. Wilson, propuso lo que llama la teoría de la biofilia, que explica que los humanos tenemos una afinidad innata por todos los seres vivos y existen mediciones fisiológicas que indican lo beneficioso que resulta el contacto entre personas y animales.
En Argentina se estima que 66% de los hogares tiene al menos un perro, el 32% tiene gatos, el 8% tiene peces, el 7% tiene pájaros y el 6% otro tipo de animales. Y no es raro que en algunas casas haya varias especies de animales domésticos. De hecho, es considerado el país que tiene mayor cantidad de mascotas por habitante.
Tener mascotas como los perros, implica también una invitación a la actividad física, ya que sacarlos a pasear es una oportunidad para una caminata (algunos canes hasta corren con sus dueños). Esto además contribuye a calmar la ansiedad, reducir el estrés y darse una pausa diaria para tomar aire. Los beneficios vienen dados también por el simple hecho de acariciar a las mascotas, pues produce un efecto relajante, al reducir la frecuencia cardíaca.
Por otra parte, tener un animal en casa puede representar una oportunidad en la educación de los niños ya que se les puede asignar tareas relacionadas con la mascota que contribuirán a la formación de responsabilidad, disciplina y respeto.
Además, hay estudios que comprueban que los niños que juegan diariamente con un animal tienen menos riesgo de sufrir estrés, ansiedad y depresión, porque es una actividad recreativa que los mantiene ocupados, enfocados en el presente y alegres.
En general, tener una mascota es también una forma de recibir afecto, en especial con animales como los gatos y los perros, que manifiestan su afecto o apego a sus dueños. Lo hacen hacia la persona que los cuida y quienes le rodean, esto fomenta una relación tan especial entre mascota y dueño que con el tiempo se transforma en cariño que marca para toda la vida.