La mayoría de los niños y adolescentes en la actualidad tiene acceso a algún tipo de videojuego. La expansión de esta industria presente en simultáneo en las consolas, las computadoras y los teléfonos, supone para los padres un reto importante al momento de establecer límites sanos que eviten distracciones de las actividades escolares o problemas mayores.
En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó por primera vez en su lista de enfermedades a la adicción a los videojuegos. Ese mismo año, una encuesta del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, indicaba que 47% de quienes consumen videojuegos en territorio bonaerense tiene entre 12 y 18 años y juegan un promedio de 3 horas diarias.
No cabe duda que son un elemento presente en la vida de muchas familias, por lo que es importante conocer cómo hacer que ese entretenimiento no se convierta en un problema en el hogar. Una regla importante en la que coinciden todos los especialistas es que el tiempo para jugar sea después de terminar las tareas escolares o domésticas.
Además, la distribución de las horas en videojuegos debe ser diferente en los días de clases y en los fines de semana. Por ejemplo, los mayores de seis años no deben pasar más de una hora en días escolares y 2 horas en días no escolares; y los niños menores de 6 años hasta media hora.
Un límite importante es establecer un día libre de videojuegos y allí es clave encontrar otras actividades de esparcimiento, especialmente con el resto de la familia o con otros niños.
Por otro lado, los padres deben conocer cada juego que sus hijos usan. Así, y de acuerdo con la edad, podrán saber si tienen algún tipo de contenido inadecuado, sobre el que deban conversar o sencillamente no permitir. Como ocurre con las películas y las series, cada juego tiene una clasificación que se puede ver en las etiquetas del estuche, en las páginas web de descarga y en las tiendas de aplicaciones.
En cuanto a los juegos en línea, además de saber de qué se tratan, los padres deben estar atentos a qué personas interactúan en ellos y si implica algún riesgo o cuidados adicionales.
Aunque los videojuegos están presentes en distintos dispositivos, los expertos recomiendan no instalar la consola ni la computadora en la habitación. Consideran que esto favorece el aislamiento social y altera las rutinas. El mejor lugar sería el living u otro espacio común de la casa.
Todas estas reglas es necesario conversarlas con el niño o adolescente, para que tenga claro por qué se establecen. Pueden escribirse en un lugar visible, especialmente para los más pequeños y ser de cumplimiento mutuo para que funcionen.