Viajar, el momento de desconectarse

Una frase anónima dice que “viajar es la única cosa que pagas y te hace más rico”. Visitar lugares desconocidos o regresar cada cierto tiempo a esos sitios donde disfrutamos de una manera especial son una forma de enriquecer nuestra vida y de vivir experiencias únicas.

Son muchos los estudios científicos que avalan los beneficios de viajar tanto para nuestra salud física como para el bienestar emocional. La mayoría explica que todo tipo de viaje es positivo sin importar sin importar las distancias recorridas.

Las experiencias que vivimos fuera de casa pueden tener un efecto positivo en nuestra mente al desconectarnos de la rutina diaria y los quehaceres cotidianos. Cada persona tiene gustos distintos y depende de muchos factores, como la personalidad, la edad y la economía, entre otros.

Si el viaje se hace en familia es clave lograr una vivencia de compartir sanamente, distraerse y despejar la mente. Esto incrementa el afecto, suma a la colección de instantes memorables que se compartieron juntos y seguramente nos llena de anécdotas que recordaremos toda la vida.

Unas vacaciones ofrecen también la oportunidad de conocer gente nueva y hacer amistades o sencillamente, tener un encuentro con la forma en que viven las personas en otros lugares, es decir, sus costumbres, sus tradiciones, su comida y su forma de ver la vida.

Ese contacto es otra de las ventajas de viajar porque ofrece la oportunidad para deshacerse de estereotipos y prejuicios, de ver las cosas de otra manera y de darnos cuenta de que nuestro mundo no es el único que existe.

Viajar también es una oportunidad para conocer paisajes, sitios históricos o lugares que son especiales para nuestro país o para nuestra familia. Hay quienes gustan de conocer el lugar donde nacieron los abuelos o crecieron los padres u otro tipo de experiencia familiar.

Por otro lado, viajar te permite ponerte en contacto con paisajes y actividades que tal vez no puedas realizar en el lugar donde vivís, por ejemplo, hacer un caminata de montaña (trekking) o rafting, o sencillamente observar maravillas naturales como las Cataratas de Iguazú o la montaña de los siete colores.

En definitiva, hacer las maletas, emprender el camino y pasar unos días en otro lugar, es una de las formas de relajarse, de reducir el estrés y vivir nuevas experiencias en solitario o en compañía de nuestros seres queridos, vivencias que al contar con el componente emocional, quedarán marcadas en nuestras memorias.

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