¡Qué rápido pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando le dabas su mamadera o le alistabas la ropa para ir al cole. Ahora tu niña o niño vuela de lleno a la adultez y el vacío que dejan en la casa también se siente en el corazón. Ellos y vos, entran a una nueva etapa, esa que los especialistas llaman “síndrome del nido vacío”.
Se trata de una combinación de tristeza y pérdida cuando el último (o el único) hijo se va de casa. Surgen así preocupaciones por la seguridad de sus hijos y si podrán cuidar de sí mismos. También se mezcla con la satisfacción de verle partir a una vida independiente o para formar una nueva familia.
Por un lado, las investigaciones apuntan a que el síndrome del nido vacío genera un profundo sentido de pérdida que hace vulnerables a los padres a la depresión, alcoholismo, crisis de identidad y conflictos matrimoniales. Por otra parte, también se registra la tendencia a reducir los conflictos económicos y familiares, con la pareja viviendo una nueva etapa de reconexión y reconexión con intereses abandonados durante la crianza.
¿Cómo afrontar el síndrome del nido vacío?
Asumir la transición. Comprender que esta es una de las tantas etapas de la vida. Como cuando inició la escuela o cuando entró en la adolescencia. Ir preparándose con tiempo, de manera que ese evento que sabemos ocurrirá, no sea precisamente una sorpresa. Reorganización de la vida . La rutina sufrirá un cambio y con ello una reorganización de la vida. Es momento para preguntarse qué hacer con el tiempo que se libera, qué actividades quedaron rezagadas y que se pueden retomar.
Mantener el contacto. La tecnología ofrece múltiples opciones para seguir conectados. No es igual que ver a tu hijo o hija todas las mañanas o compartir la cena, pero mantenerse comunicados de forma constante es un soporte emocional importante.
¿Qué señales me indican que debería buscar ayuda profesional?
En términos generales podría decirse que puedes optar por transitar por esta etapa con ayuda de un psicólogo, quien a través de la terapia te brindará herramientas para hacerlo más llevadera. Sin embargo, si no has recurrido a esta estrategia, debés prestar atención a ciertas señales de alerta sobre tu salud mental:
Pérdida de propósito. Es probable que sientas que tu vida perdió razón de ser, debido a que las tareas o las rutinas asociadas a tu rol de madre o padre ya no están presentes. Esto es una reacción normal, no obstante si se prolonga por mucho tiempo es importante buscar ayuda.
Estrés emocional. Sentir que la casa está vacía te pondrá más sensible. Es normal sentir melancolía y tristeza. Sin embargo, en la medida en que estas emociones te impidan seguir adelante, cuidar a otros o de tu propia persona, son una señal de que necesitas soporte profesional.
Conflictos de pareja. El síndrome del nido vacío no impacta por igual a los integrantes de la pareja, cada quien lo asume a su manera, pero si ello implica más roces, recriminaciones y dificultades para la comunicación y llevar juntos una nueva rutina, es probable que deban recurrir a un especialista para enderezar la relación en esta nueva etapa.