Rinitis alérgica, la lucha contra la congestión constante

La rinitis alérgica es una condición que produce dificultad para respirar por la nariz, abundante secreción nasal, estornudos, lagrimeo y picazón. Se suele manifestar desde la infancia y su origen es genético. Si bien puede depender de ciertas circunstancias ambientales estacionales, la predisposición hace que algunas personas estén más propensas a sufrirla.

Los médicos aseguran que a una persona con esta condición se le reconoce también por los rasgos físicos. En primer lugar porque tienden a respirar por la boca lo que hace que genera ciertos problemas dentales, además se le ve con ojeras profundas y violáceas. Como constantemente se frota la nariz hacia arriba (el llamado “saludo alérgico”), se pigmenta el dorso de la nariz y se marca un surco horizontal oscuro.

El polvo doméstico, la humedad, el polen en primavera o el frío en invierno, suelen ser desencadenantes de la rinitis. También algunos alimentos que llegan a la mucosa nasal debido a la absorción de nutrientes que ingresan al torrente sanguíneo.

Si las crisis se producen con mucha frecuencia o intensidad, sin disminuir con medicación tradicional, el paciente debe acudir a un alergólogo, quien precisará el elemento que está provocando la alergia y así indicar el tratamiento más adecuado.

Los estudios de laboratorio incluyen una citología del moco nasal y exámenes de sangre, que sirven para contabilizar los eosinófilos, un tipo de glóbulos blancos que se incrementa ante una reacción alérgica. Lo que sigue es un conocido test de sensibilidad donde se prueban varios agentes alérgenos para definir a cuál en específico reacciona el paciente.

Por lo general el tratamiento indicado para la rinitis leve consiste en antialérgicos, antileucotrienos y corticoesteroides inhalados, que se administran bajo indicación médica y por un tiempo determinado.

Casos más complejos se tratan con la aplicación progresiva de antígenos a través de inyecciones subcutáneas, en un lapso prolongado que puede durar hasta cinco años. Los expertos apuntan a esta estrategia pues aseguran que así el cuerpo genera resistencia a los alérgenos.

La rinitis alérgica puede ser el punto de partida para otras complicaciones de salud, por ello debe prestarse atención a los síntomas y procurar ayuda profesional. Por ejemplo, la acumulación de moco puede generar otitis o inflamación de los senos paranasales, provocando una molestia mayor con dolores de cabeza.

Cuando ninguno de los tratamientos funcionan los médicos recurren a la opción de la intervención quirúrgica, pero aunque proporciona un alivio importante, porque elimina las obstrucciones causadas por la acumulación de moco, pero no hace desaparecer la alergia, por lo que el paciente debe seguir cuidándose de no exponerse a los factores que la desencadena.

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