La leche es uno de los alimentos más antiguos que consumen los seres humanos. Después de la materna, la proveniente de la vaca es la más popular de todas, aunque desde hace unos años es frecuente ver variedades de origen vegetal.
En términos generales el agua es el elemento predominante en su composición (87,8%), seguido de carbohidratos (4,7%), proteínas (3,5%), grasas (3,4%) y minerales (0,6%). Esta composición puede variar dependiendo de su origen y si es completa, descremada o enriquecida.
Además de ser el ingrediente de un sinnúmero de recetas, es también la base de otros productos como el yogurt, quesos, mantequilla, entre otros. El mayor aporte que se le atribuye a la nutrición es el calcio, por lo que su consumo se recomienda para evitar el desgaste de la masa ósea.
La más frecuente es la leche de vaca, pero también se consume la proveniente de la oveja, la cabra, la camella o la búfala.
Por otro lado, la leche provee las proteínas necesarias para reforzar el sistema inmune y mejorar los tejidos. También es fuente de vitamina A, B, D y E.
Su consumo puede ser solo o acompañando el desayuno con panes, cereales, galletas o frutas. La Sociedad Estadounidense de Pediatría recomienda que los niños tomen entre dos y tres vasos al día. En el caso de los adultos la sugerencia es de uno en la mañana y otro en la noche.
Existen tres variedades básicas que se encuentran en las góndolas: entera, con todos sus componentes originales; enriquecida, con nutrientes adicionales (hierro, vitamina K); y descremada o semidescremada, que es baja en grasas y recomendada a partir de los 2 años de edad, pues además tiene menos vitaminas.
En los últimos años han cobrado mucho auge las leches de origen vegetal, como una alternativa de nutrición que no involucre animales, para quienes sean intolerantes a la lactosa, celíacos o con problemas digestivos. Estos productos son ricos en vitamina B, bajos en grasas y libres de gluten.
Las leches vegetales aportan también vitaminas, minerales, fibra y proteínas, entre otros nutrientes, lo que las hacen específicamente beneficiosas para los sistemas nervioso, circulatorio e inmune.
En Argentina es frecuente encontrar las de soja, almendra, maní, arroz y hasta castañas. Aunque todavía son un mercado pequeño en comparación con la leche de origen animal y su costo es mayor, es una tendencia en auge a la que cada vez se suman más consumidores.