Consejos prácticos para un buen descanso

La hora de dormir necesita más preparación de lo que solemos pensar. Sabemos que el descanso es importante, pero en ocasiones nos cuesta disfrutarlo o sentimos que no es suficiente. Te sorprenderá saber que prepararnos para un sueño reparador tiene mucho que ver con lo que hacemos durante el día.

El tiempo de descanso depende de factores individuales como la rutina y la edad. La mayoría de los adultos necesita en promedio 8 horas de sueño, pero un recién nacido duerme varias horas al día, mientras que el adulto mayor puede estar bien con 6 horas al día. Un buen dormir nos proporciona creatividad, relajación, mejor estado de ánimo y mayor productividad.

Una recomendación clave para dormir bien es la distribución de las comidas. En especial la última del día, ya que la digestión y sueño no son una dupla muy saludable. Por ello se aconseja comer al menos tres horas antes de irse a la cama y que sean platos ligeros. Además, los alimentos que se tomen en la cena deben ser aquellos que favorezcan el sueño, así que se debe evitar los que contienen mucha proteína como las carnes rojas o los embutidos, también bebidas energizantes como el café, el té negro o el chocolate amargo.

El lugar donde dormimos, es obviamente un factor determinante para un buen descanso. Los expertos sugieren que la cama sea de uso exclusivo para dormir, es decir, nada de trabajo, comidas u otras actividades. Así el cerebro se adapta a la actividad de reposo en ese sitio. Además, se debe procurar que sea silencioso y sin entradas de luz.

Los horarios de irse a la cama deben respetarse y así procurar acostarse y levantarse a la misma hora. Para ello es clave establecer un momento de corte con las otras actividades e iniciar una rutina presueño, es decir, no ver televisión, desconectarse del celular, escuchar música suave, leer algún libro que no genere ansiedad y meditar, rezar u orar, dependiendo de su preferencia. Esto condiciona al cuerpo y al cerebro y hace que se disponga a descansar.

La forma en cómo dormimos también influye en el descanso. Los especialistas aconsejan evitar dormir boca abajo y adoptar una postura de costado en lo que se conoce como posición fetal, o boca arriba con un cojín debajo de las rodillas. A esto hay que añadir un elemento clave que es la almohada. Existen muchas opciones en el mercado que procuran la comodidad. Escoge la que te facilite más el descanso y que no ocasione lesiones o molestias en el cuello y la espalda. Además, es importante que tanto el colchón como la almohada se renueven cada cierto tiempo, en especial cuando están o muy blandos o muy duros.

Otra recomendación para tener un sueño reparador es realizar alguna actividad física, puede ser una rutina de ejercicios, trotar o una caminata no mayor a media hora.

¿Y qué pasa con la siesta? Si tenés la oportunidad de tomar esta pausa del día aprovechala. Hay que tener en cuenta que no debería exceder los 30 o 40 minutos y en un horario que no sea tan cercano a la hora de dormir. Es una costumbre cultural en algunos países, pero los especialistas la recomiendan como una rutina saludable que no afecta el descanso nocturno.

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