La adolescencia es una etapa de transición en donde se cruza el puente entre la pubertad y la adultez. La guía para recorrer ese camino debe venir principalmente desde casa y por ello como padres hay que estar preparados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adolescencia como “el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta”. Franqueza, amor y confianza, son valores claves para este momento vital, así como emprender a tiempo la tarea de orientación.
Esta es una pequeña guía de referencia con temas claves para fijar estrategias que permitan manejar problemas grandes y pequeños con la llegada de la adolescencia a la vida de la familia.
Infórmese con especialistas sobre la pubertad y la adolescencia. Contar con datos que lo alejen de mitos y falsas creencias profundizará la confianza y mostrará que se preocupa por estar al día.
Comience charlas tempranas sobre temas importantes. Hable de forma abierta sobre sexualidad, consumo de alcohol y drogas. Inicie estas conversaciones durante la adolescencia temprana (entre los 10 y los 13 años) para crear una base para diálogos futuros.
Ayude a procesar los cambios. Explíquele los procesos por los que pasará su cuerpo como algo normal y que forman parte de la vida. Inspirar tranquilidad es clave. En el caso de las niñas la información previa sobre su primera menstruación es fundamental. Prepárese para sus preguntas y responda con naturalidad.
Promueva la actividad física. El cuerpo de su hijo o hija experimentará un lapso de crecimiento que durará varios años y con ello la posibilidad de aprovechar actividades que requieran esfuerzo físico como deportes, danza, teatro, entre otras. Con el avance de la adolescencia estas serán un soporte importante para mantener la mente ocupada de manera constructiva.
Fije límites claros y saludables. A medida que avanza la adolescencia es importante ir equilibrando la independencia con los límites. Recuerde que tiene en casa a una persona en desarrollo y ambas cosas son parte clave de su madurez. Plantee normas claras en cuanto a las horas de llegada a casa, las calificaciones, el uso del celular y de los medios sociales. Además, establezca las responsabilidades caseras y familiares.
Asegúrese de dar un ejemplo positivo. La coherencia entre lo que converse con su hijo o hija y su propia conducta es clave para la construcción de la confianza. Comprométase a escuchar con empatía, a cumplir las promesas y las sanciones. Además, no sea usted quien rompa las reglas o los acuerdos.