¿Qué es la ansiedad y cómo dominarla?

La aceleración del ritmo de vida, la presión en los entornos laborales y familiares, la acumulación de frustraciones o de miedos sobre experiencias propias o ajenas, son algunas de las causas que han alterado el desarrollo de nuestra rutina diaria.

 

Si bien la ansiedad es una defensa propia del organismo ante una sensación de amenaza o de incertidumbre, se hace preciso prestar atención cuando la permanencia constante en este estado termina por afectar nuestro bienestar emocional, físico y psicológico.

 

Ciertos síntomas como la dificultad para concentrarse, la sensación frecuente de fatiga, irritabilidad, impaciencia, angustia, enojo, tensión muscular o la incrementación de miedos excesivos, son factores iniciales que la ansiedad empieza a trascender sus límites.

 

En este sentido, es importante estar advertidos de esta realidad y ser conscientes de que es posible llevar a cabo una vida tranquila con constancia y voluntad.

 

Claro está, tomando como punto de partida el reconocimiento de esa problemática y la consideración de las siguientes recomendaciones básicas y primordiales que más han sostenido los profesionales de la salud:

 

1. Volver a lo que importa:
Organizar nuestra vida es un ejercicio que genera bienestar y reduce los niveles de ansiedad. Volver a lo relevante no sólo implica cortar con los pensamientos confusos y limitantes sino también regresar al plano de la acción.

 

Reflexionar sobre cuáles son nuestros deseos reales respecto a todos los aspectos de nuestra vida es un buen comienzo antes de incorporar por ejemplo, herramientas de organización que nos ayudarán a ordenarnos de una manera mucho más clara y de forma estratégica como lo es la metodología de planificación personal.

 

2. Implementar técnicas de relajación:
Mantener una respiración profunda y abdominal -cuando los episodios de ansiedad se manifiestan- es un hábito a incorporar para relajar nuestro sistema nervioso de modo natural. También, prácticas como el Yoga o la Meditación son actividades que integran técnicas de relajación y respiración.

 

3. Realizar semanalmente una actividad física de interés:
Llevar a cabo una rutina de ejercicios semanales proporciona una buena salud mental y corporal. Si no es posible sostener y/o acceder a un deporte o clases en un gimnasio, es importante al menos dedicar un poco de tiempo a la realización de actividades al aire libre.

 

4. Mantener una buena alimentación:
Incorporar una dieta a base de alimentos sanos y nutritivos es vital para propiciarle energía al cuerpo, evitar el desgano y reforzar el sistema inmunológico para hacer frente a las enfermedades.

 

5. Hacer actividades que estimulen la mente de forma positiva:
Ir al cine, a un Museo, estudiar un idioma, pintar, tocar un instrumento, leer un libro son acciones beneficiosas y productivas no sólo para el buen desempeño del cerebro sino también para la generación de pensamientos positivos que permiten el disfrute del momento presente.

 

6. Tener vínculos sanos.
Las relaciones influyen en el desempeño que podemos llegar a tener a diario, por ese motivo, se hace preciso rodearse de personas que suman y potencian nuestra vida. No inviertas tu tiempo en relaciones que no funcionan, es un desgaste emocional innecesario que quita tu atención de los vínculos que más importan preservar.

 

7. Buscar ayuda profesional.
Siempre resulta ser una buena iniciativa el querer contar con la mentoría de un psicólogo/a o psicoanalista. Ir a terapia es una oportunidad para conocernos a nosotros mismos y para empezar a tomar decisiones que afecten positivamente nuestra vida.

 

 

 

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